Un Neptuno, los Reyes de Ronaldo

Un Neptuno, los Reyes de Ronaldo

Es un secreto a voces. Desde sus tiempos en Holanda, Ronaldo siempre se ha sentido especial atracción por el Atlético. Aunque Gil le iba a asfaltar la carretera al presidente de la Philipps en Marbella para conseguir su fichaje, 100 millones de nada le enviaron a Barcelona. En el Inter, Vieri le ha hablado excelente de su andadura por el Calderón y su espíritu se inflamaba de tardes de fiesta en Neptuno. No es extraño que estos comentarios los conociese la gente de su clan, los que le hacen la web, y le colocasen al Dios rojiblanco en su universo particular. El psicoanálisis de Freud desvelaría que la gran frustración del brasileño es no poder brindar algunos de sus éxitos a una afición como la colchonera, que es la mejor que hay en el fútbol.

Los atléticos no nos sentimos ofendidos por esta intromisión. Hacer felices a los ricos está al alcance de muy poca gente. Incluso en el derby de las Navidades le daremos a Ronaldo una reproducción de Neptuno. Somos buenos vecinos y pondremos a su disposición nuestro símbolo más preciado. Incluso en las negociaciones con el Ayuntamiento, pediremos que nuestra fuente sea declarada patrimonio de la cultura madrileña. Las noches mágicas que se han vivido bajo el manto de Neptuno han recorrido todo el mundo. Ronaldo, te comprendo y que nadie te saque los colores. Cualquier madridista de bien sabe que Neptuno gana por goleada a La Cibeles. Su magisterio se enseña en las universidades.