Con la viga en el ojo

Con la viga en el ojo

Si yo hubiera sido Luis también me habría enfadado el domingo. Porque el Atlético fue un desbarajuste de principio a fin. Y no me extraña en absoluto que el encargado de poner orden en esa casa de locos estuviera también de los nervios después del partidito con el Athletic. Normal. Claro que Luis no sólo tendría que mirar la paja en el ojo ajeno sino la viga en el propio. Y algún grito debería reservarse para sí mismo. Da la impresión de que Luis, a base de tanto escuchar que es el Sabio de Hotaleza, ha acabado por creérselo. Un poco de humildad de vez en cuando tampoco viene mal. Sabio, sí; pero no tanto. E infalible, menos, porque hasta el más sabio comete errores. Así que en el Atlético habrá que hacer propósito de enmienda, pero todos, y empezando por el entrenador. A ver si por fin el equipo despega, que es lo que falta hace.

El estallido de Luis lo que sí ha conseguido es que Jesús Gil salga poniendo paños calientes a la crisis —con perdón, que ya sé lo mal que sienta el término—.

El presidente, quién le ha visto y quién le ve, pone cordura. Y de paso elige rival para la Copa del Rey: el Madrid. Así es Gil. Llevamos un par de años sin derby —lo de Navidad de Madrid 2012 es muy descafeinado— y ahora quiere que nos pongan ración doble. Todo sea por la taquilla.