"A nosotros nos cerraron Riazor por tirar una mandarina"

Entrevista Lendoiro

"A nosotros nos cerraron Riazor por tirar una mandarina"

"A nosotros nos cerraron Riazor por tirar una mandarina"

jesús sancho

Cierra el Depor la jornada de hoy en Riazor con el Mallorca en Canal Plus. Lendoiro otea el panorama con su alma gallega tan dolorida por esa negra maldición que nos ha quitado a todos la sonrisa.

Nuestra solidaridad desde Barcelona. Todas las almas de España son gallegas.

—Muchas gracias. En situaciones así es cuando más se valora el abrazo de la buena gente. Los gallegos sabemos que toda España está con nosotros, en la pena, en la indignación...

Hablemos de fútbol o quizá ni eso. Ha pasado una semana desde el lamentable Barça-Real Madrid y quisiéramos conocer su opinión sobre la madre de todos los líos que ha sido y sigue siendo ese partido. Y no sólo de los noventa y tantos tristísimos minutos que nos tocó vivir, sino de todo lo que tiene que ver con la violencia, la intolerancia...

—Parece definitivamente claro que agarramos ya el toro por los cuernos o no hay nada que hacer. Y no se trata de un problema del Barcelona, del Sevilla o del Betis. Los clubes tenemos todos los medios técnicos para dar con quienes lanzan todas esas cosas al campo. Son perfectamente

localizables, por lo que sólo queda dar un paso más: llevarlos delante de un juez y que asuman la responsabilidad penal que se derive de sus

acciones. Eso es lo que hay que hacer: legislar a la inglesa, donde el que la hace, la paga. Al juez con ellos y que sea éste quien valore si la falta es más o menos grave.

Sin más.

—Sin más. Y como las penas, me refiero a Inglaterra, son durísimas, la gente se piensa muy mucho si le merece la pena verse entre rejas por un partido de fútbol. ¡Si es que al final siempre son los mismos! El otro día, en Barcelona, y otras veces en otros estadios, vimos perfectamente cómo y quiénes tiraban los objetos, como se reían, como iban de un lado para otro con total impunidad. Lo que menos les preocupa es la seguridad de los demás y el daño que le pueden hacer a su propio club.

No le veo partidario de que se cierren estadios, pese a que esos vándalos se pasean sin que el club mueva un dedo para tenerlos quietos.

—Para nada me gusta el cierre. Con eso no se consigue el efecto deseado. Simplemente se consigue que el club pague multas y más multas. Nada más. ¡Hombre...! Entiendo que sorprenda la facilidad con que se puede meter en un estadio una botella de guisqui o la cabeza de un cochinillo; el club deberá responder por eso, claro. Pero es al que mete todo eso en el estadio al que hay que impedir que vuelva a pisarlo. Pero el resto de la gente, el que no hace nada, ¿por qué castigarles también? Y hablo en términos generales, claro. La responsabilidad es individual, es de quien comete el atropello. Lo que pasa es que, al final, entre una cosa y otra, acaba todo entre paños calientes.

No le extrañe. Hay quien sigue manifestando que multar al Barça es multar a Cataluña. Esos traficantes de agravios son tan peligrosos o más que la señora de la botella de JB.

—Ya, ya... Paños calientes es también cumplir las sanciones cuando al club sancionado le da la gana. El otro día jugó el Deportivo en Sevilla, cuando el Sánchez Pizjuán ha sido sancionado con cuatro partidos. Eso es de broma. Porque a nosotros nos cerraron Riazor porque un niño le dio con una mandarina a Llonch Andreu y pareció que lo había matado. Inmediatamente lo localizamos, le quitamos el carnet del Deportivo, hicimos todo lo posible para hacerle entender que así no se puede actuar. Resultado: dos partidos de cierre del estadio, que Apelación después dejó

en uno. Y ahora resulta que como en Barcelona no tuvieron puntería, y no precisamente lanzando mandarinas, dicen que no se puede cerrar el Camp Nou: es un cachondeo.

El presidente Gaspart ha sido la rechifla de Europa toda esta semana.

—Mire, desde hace un montón de años procuro no abrir la boca antes de los partidos que pueden considerarse de alto riesgo, y me funciona muy bien. No me verá hablar antes de jugar con el Madrid, el Barcelona, el Celta, el Valencia tras aquella caída de Cañizares... Hay que cuidar al máximo el ambiente previo porque cualquier cosa que digas puede ser utilizada en tu contra. Lo mejor es callarse en estos casos.

Otro asunto, presidente: la Copa de Europa. ¡Buena nos la lió el tal Birindelli!

—Eso es. La clave de la reacción de la Juventus fue su primer gol, el del lateral Birindelli, un golazo que quizá no repetirá en su vida, pero que a nosotros nos mató. Y fue una pena porque el arranque del partido resultó tan redondo, que ni soñando nos hubiera salido. Así es esto, de todas maneras. Cuando a uno le toca siempre el grupo peor se expone a que le den un revolcón en cualquier momento. Fíjense que Manchester, Juventus o Deportivo quedarán fuera de los cuartos de final. ¡Y antes se nos fue el Bayern, que ni se metió en la UEFA! Fue último de grupo con una de las putuaciones más bajas de esta Champions. Pero tenemos la moral firme, no hemos perdido nada. Vamos a pelear por seguir adelante con dos de los mejores equipos de Europa y el Basilea, que mandó a casa al Liverpool. Yo no me asusto. Sigo pensando que estamos en danza en las tres competiciones y que vamos a ser protagonistas en todas.

¿Le asusta quizá más la alarmante falta de dinero incluso en las tesorerías de los más grandes? Porque el Depor tiene uno de sus activos en su plantilla y en su presunta capacidad de ingresar un dineral vendiendo dos o tres jugadores, y no parece que se vaya a pagar nunca más lo que se pagó hasta ahora. Que aquello de pensar que Italia pagaría 12.000 kilos por Tristán, ni en broma.

—Se equivoca: el gran fichaje no faltará nunca. El que se resentirá es el de nivel medio o medio-bajo, que protagonizaba un trasiego entre clubes sin mucho sentido, la verdad. No habrá operaciones como las del Madrid por

Figo y Zidane, de 10.000 y 13.000 kilos, pero las de seis u ocho mil sí seguirán existiendo.

Hablando de dinero importante, acaba de perder usted en los juzgados un pleito con Sogecable.

—Sí, pero confío en que se resuelva todo de común acuerdo, como venía siendo habitual en las relaciones entre ambas empresas. Teníamos unas diferencias de criterio en la interpretación de un contrato, nada más.

En materia de contratos es usted capaz de interpretar que ni Carlos Lemos. Aunque, ¿cómo interpreta que se afirme que el Depor tiene sus dineros pignorados?

—Lo que trato es de favorecer los intereses del club, como es natural. Y sobre los dineros le diré que estamos en la gestión del día a día, con las lógicas preocupaciones de un club de nuestra importancia. Esta semana celebramos el tercer aniversario de la discoteca Playa Club, nuestro complejo lúdico. Estamos en la pelea, el Depor no se detiene.

En la otra lucha, la deportiva, ¿nada como la Champions?

—Cualquier título será bienvenido. No es nada fácil ser campeón. En España peleamos un montón por dos coronas, la Liga y la Copa, de la que si quiere hablamos después. ¡Y toda Europa se pelea por la Champions! Es complicado ganar porque la competencia es cada vez mayor. Hablábamos antes de nuestros grupos de clasificación y me acuerdo del Lens francés, que quedó tercero en la primera criba. Estoy seguro de que en cualquier otro se habría clasificado.

Hablemos sobre la Copa, de la que el Depor es el campeón.

—Hay que hablar, sí. Mire usted: el fútbol no puede ser una ONG, el fútbol profesional me refiero. Este sistema de competición es absurdo. La poca gracia que puede tener, que al Barça se lo carga un año el Figueres y el otro el Novelda, o que al Madrid le tumbó una vez el Toledo, dura tres días. Y luego queda lo que queda: ¿sabría encontrar un partido de verdad interesante, vendible, grande, en octavos?

Pincha en hueso conmigo, Lendoiro. Yo sería más bruto todavía: por mí, partido único toda la Copa. Desde la primera eliminatoria a la final.

—No estoy nada de acuerdo. A las fases decisivas deben llegar los mejores, con las sorpresas que propicie la competición, naturalmente. Ahora resulta que el Valencia no está, ni el Barcelona, ni la Real que es el líder de la Liga le recuerdo, ni el Celta.

No nos pondremos de acuerdo, pero le reconozco su sinceridad: que el presidente del Depor lamente la ausencia del Celta, merece máximo respeto.

—Pues claro. La Copa, como se disputa ahora, pierde interés ronda tras ronda. Acabaremos fijándonos sólo en la final.

La última resultó especialmente inolvidable, sí.