Cómo engañar a su jefe

Copa Intercontinental | Real Madrid-Olimpia

Cómo engañar a su jefe

Cómo engañar a su jefe

Es como lo del Mundial, pero sin Al Ghandour ni Camacho. Y en Japón, no en Corea. Es a las once de la mañana en España y, encima, en día laborable. Lo que obliga a hombres, mujeres, niños y militares sin graduación a buscarse una excusa potable para que el jefe de cada uno no le eche en falta un par de horas, las que tarda en ventilarse la Copa Intercontinental. Aquí va un manual de sugerencias de cómo salirse con la suya con garbo y naturalidad.

En blanco

Excusa indiscutible, la mejor para un madridista. Por lumbalgia no jugó Zidane en el Camp Nou. Y la bajera, asociada a la gripe, liquidó a Ronaldo. Se trata de las Enfermedades Nacionales del Madridismo. Si esos cracks las sufren, ¿qué tribunal se las discutiría a usted?

La estrategia

Es cosa de llamar sobre las ocho de la mañana. "¿Don Claudio? Soy la señora de Gutiérrez". Entonces hay dos posibilidades:

a) "Verá usted, don Claudio. Mi marido quiso hacer anoche el salto del tigre y se dio con una silla. Está con un lumbago terrible, don Claudio".

b) "Tengo malísimo a mi marido, don Claudio. Se dio anoche un atracón de almejas y se puso a morir. Toda la noche en el baño lo tengo".

Para señoras

Viejo truco escaqueador, que pasa de abuelas a madres y de madres a hijas. También hay que llamar al don Claudio de turno sobre las ocho de la mañana (en este caso personalmente), y decirle: "Tengo una jaqueca terrible". El lo entenderá perfectamente: no hay nada que hacer.

Musho móvil

El uso inteligente del telefonino es vital hoy. Se trata de llamar a la oficina nada más empezar el partido (que está uno viendo en casa tan ricamente). El diálogo sería así: "¿Eres Pepi?", gritando mucho. Espaciando unos segundos y vuelta a gritar. "¿Pepi, me oyes? Mira, son Julián. Estoy atrapado en un ascensor, ¿me oyes? Un ascensor de una oficina de Iberia. Dicen que van a venir volando, pero que igual hay para una hora larga, ya sabes. No es preocupéis". Infalible.

La fiebre

Esto que sigue lo aprendí de niño, lo utilicé y nunca falló: se trata de ir a trabajar con un termómetro en el bolsillo, poniendo cara rara. A eso de las diez y media se va uno al baño. Agarra el termómetro y lo calienta con un mechero. En un par de minutos suben los grados. Sale uno del baño como tambaleándose y se acerca al colegui más próximo. "¿Tronco, te importa mirarme la fiebre? Estoy ardiendo". No pasarán tres minutos que el colegui se brindará para llevarte a casa o salir a por un taxi. Hay otra fórmula, que es buscarte una sauna y meterte en ella con el termómetro, unos diez minutos. Pero es menos práctica.

El tabaco

Gag usado en los cinco continentes. Cuando uno calcula que los equipos están saliendo al campo, le dice al compañero de al lado: "Voy a por tabaco". Y vuelve a las dos horas: "¡Jo, chico, no sabes lo que fuma la gente! Diez estancos me recorrí y nada".

El dulce

Algo parecido hizo una vez el entrenador argentino Carlos Bilardo. Una mañana le dijo a su mujer que iba a comprar dulces al centro de Buenos Aires. De camino pasó por un kiosko y leyó a lo lejos la portada de un periódico en la que se decía que en Rosario se jugaba un partido aplazado, aquella mañana. Dio vuelta con el coche y se fue al estadio de Newell’s, 400 kilómetros más allá. Entonces no había móvil, por lo que su mujer no lo localizó hasta que unas cinco horas después, el propio Bilardo la llamó y le explicó "el problema". No, no lo echaron de casa: simplemente jamás le volvieron a pedir que fuera a por dulces.

Y la mejor

Miren, háganme ustedes caso. Mentir es feo. Si usted es del Madrid y su jefe también, se le arranca y le dice: "Oiga, que ya curramos bastante y para lo que nos vamos a llevar de este mundo... ¡Vámonos a ver el partido y volvemos después!" Funcionará, se lo digo yo. ¿Y si el jefe no es del Madrid? Pues si es del Barça, casi mejor. Lo mira usted de arriba a abajo y le sopla: "¿Vamos a ver si los del Olimpia le ganan a esos...?" (Los suspensivos son para que usted añada el calificativo que mejor prefiera). También funcionará. Al culé, pensar que puede perder el Madrid le pone como loco. Ha llegado a la conclusión de que es más fácil que el Madrid pierda que su Barça gane. ¡Suerte!