Lecciones de Jabo

Lecciones de Jabo

Tres años siguiendo de cerca a Irureta me han dado para sacar algunas conclusiones. La primera: equilibrio (ya se lo repite a mi compañero en esta entrevista). Jabo no quiere desfases ofensivos, ni defensivos. Le enfada tanto encajar un gol a balón parado como los regates y adornos innecesarios delante de la portería. Equilibrio también en el vestuario: calidad y capacidad de trabajo y sacrificio a partes iguales (siente verdadera devoción por Valerón ¿y quién no?). El equilibrio de su equipo también lo quiere en su vida privada. Disfruta con una comida y un buen vino, pero es capaz de pasar corriendo por el Orzán (zona de copas de A Coruña) para que nadie le identifique.

La segunda: los números. Nunca vi a nadie tan apasionado con las cuentas. Después de cada partido de Champions, al margen del resultado, con lo que más disfruta es con las estadísticas tan completitas que elabora la UEFA. "Hemos tenido el balón un 59% y el Manchester un 41%", dice, igual que si leyera la fórmula de la relatividad. Le van sus famosas cuentas para la Liga (el año que la ganó el Depor vaticinó los 69 puntos finales) y los deberes cumplidos para renovar, que tanto han martirizado a Lendoiro.

La tercera: la templanza. Puede estar molesto con la Prensa (y siempre se defiende con su famosa versión del carnet de entrenador), pero conoce perfectamente el funcionamiento de los medios y nunca te deja colgado. Incluso colabora con su sentido del humor. En El Larguero cantó un villancico y le he visto reirse a carcajadas con su imitador de El tirachinas. También era un filón para los colegas del Caiga quien Caiga. De serio, nada. O si no que se lo pregunten a su socio Paco Melo.