Asistimos semana tras semana a las vueltas que da el mundo del fútbol. Lo que hoy es blanco, mañana es negro. Y al revés. En Málaga no somos ajenos a este movimiento. Hace sólo cinco días presenciamos la gesta del club en competición europea y todos los comentarios apuntaban a que casi se nos quedaba pequeña Europa. Ya nos imaginábamos en la final, sin haber jugado ni tan siquiera los cuartos.

Cuarenta y ocho horas después de perder con el Atlético, los comentarios son totalmente contrarios: ahora estamos casi para descender. Y a mí se me ocurre que, aunque esto es fútbol, no es lógico. Alguien tiene que poner algo de sentido común y parar tanto la euforia desmedida como el pesimismo recalcitrante.

Tenemos que ser pacientes porque, guste o no, Europa pasará factura. Y no lo digo ahora, lo vengo avisando desde septiembre. De todas formas, me quedo con las maneras. Que el Málaga perdió en Madrid es indiscutible, pero perdió jugando al fútbol, entrando por banda, circulando como lo hacen los grandes. En definitiva, dio sensación de buen equipo al que esta vez le faltó fortuna. Hoy quiero ser positivo porque el Málaga se ha ganado a pulso que todos tengamos paciencia. Ánimo.