¿Víctor o victoria?

¿Víctor o victoria?

El nerviosismo de los resultados altera el alma y los discursos. Quien permanece fiel a sus ideales suele sobrevivir, quizá porque infunde respeto a sus enemigos. Quien dice Digo donde dijo Diego tiende al abismo. Por eso me extraña tanto que un entrenador que siempre (hasta ayer) había apelado al espectáculo se convierta de la noche a la mañana en más estajanovista que Stajanovich. Víctor Fernández: sin lujos ni tacones no eres Víctor. Ranieri, Clemente, Irureta. ..

Así de desquiciado está este Betis sin alma, al que no le trabajan los obreros (Ito, si acaso) ni tampoco le crean los artistas. Cambiar la filosofía, ahora que faltan seis puntos para la salvación y bastantes más para acercarse a Europa (con el Sevilla, feroz, de por medio), no parece tampoco el camino más aceptable. Y menos para un técnico que se ha fraguado, entre polémicas, una fama de paladín del buen gusto.

Vale que se excuse en las lesiones pues, Víctor. Que culpe a los elementos del declive de su equipo. Que airee, si quiere, que a este Betis le falta gol como el comer. Pero no falte a su filosofía del fútbol, porque falta a sus principios. Y eso es casi un pecado.