Casi 70 kilómetros de agonía para no ver nada fuera de lo esperado. No estoy en contra de estas etapas, ni digo que no sean bonitas, pero en una crono tan larga se limita la batalla a dos o tres equipos y los demás son meros espectadores que sólo tratan de perder el menor tiempo posible. Si la contrarreloj fuera mucho más corta el abanico de posibilidades sería mayor y pondría mucha más emoción a la etapa en sí y dejaría la general para que luchen los corredores de forma individual, que es lo que al final quiere ver el público. Me gustaría saber qué sentirá un corredor (pongamos Armstrong) en el podio final del Tour si aventaja a otro en un minuto (pongamos Simoni) cuando su equipo le sacó al de éste tres minutos en esta crono. ¿Se sentirá el más fuerte de la carrera o reconocerá interiormente que sin serlo ha ganado el Tour? Y me puedo referir a cualquier otro puesto del podio decidido simplemente porque un equipo tiene más dinero que otro para contratar corredores más fuertes en conjunto y no individualmente.

En estas carreras se crean malos rollos entre compañeros: que si tú no tiras fuerte, que si te reservas para el final, que en una curva no has esperado... O se recuerdan como algo gracioso al pensar en las caras que los demás ponían. Pero personalmente paso de ellas, se sufre demasiado.