O cambian mucho o el Bilbo y el Albacete, recién ascendidos a la División de Honor, son aspirantes al descenso como les empiezan a señalar todos sus rivales. Es pronto, muy pronto para tal aseveración, pero ninguno le ha cogido aún el aire a una categoría en la que nadie perdona ni una. Los manchegos han sumado un punto, los bilbaínos ninguno de los doce disputados.

"La verdad es que esto se ha puesto difícil a las primeras de cambio", dice Andrés Muñoz, técnico del GSI Bilbo, "pero salir de ahí sólo depende de nosotros". Al analizar los motivos, el primero que esgrime es contundente: "El club tiene limitaciones y el equipo no se ha reforzado lo suficiente, aunque siempre confías en tu plantilla".

"Hemos empezado bien los cuatro partidos que hemos jugado, pero en cuanto nos topamos con alguna dificultad puntual nos venimos abajo. Creo que la diferencia está en la fortaleza mental de los que venimos de la Plata a los que están acostumbrados a competir en División de Honor".

"Tengo una plantilla de jugones, pero les falta experiencia competitiva. Aquí te relajas un poco y estás perdido. Esto demuestra que la División de Plata no te prepara para competir en Honor salvo que te refuerces. De todas formas, no nos vamos a volver locos".

Un punto.

El penúltimo en la tabla es el equipo que dirige Víctor Acosta. El Albacete sumó un punto en la segunda jornada empatando ante el Martorell, pero tampoco conoce la victoria desde su salto a la División de Honor y eso que están teniendo en su portero internacional Ricardo, fichado esta temporada del MRA Gvtarra, al mejor hombre de la plantilla.

A manchegos y vascos les está costando engancharse a la División de Honor y necesitan reaccionar o las diferencias acabarán siendo insalvables.