Te acuestas y sólo tienes ganas de seguir durmiendo. Comes, y quieres seguir comiendo, porque sólo tienes ganas de hidratarte. Yo vengo del calor de Sevilla, que es un calor seco, pero no estoy acostumbrado a sudar mientras estoy parado. Te sube un calor horroroso desde los pies hasta el resto del cuerpo; el único consuelo es que este calor es para todos, y el yuyu puede darle al más pintado, incluso a cualquiera de los favoritos africanos. Esto es lo que hay y así habrá que correr, aunque ya vamos un poco mejor tras pasar una semana aquí aclimantándonos a este calor húmedo". Descripción gráfica de Antonio David Jiménez Pentinel, Penti, campeón de Europa de 3.000 metros obstáculos en Múnich 2002, sobre el flagelante calor húmedo de Osaka. Todo se desarrolla en una espesura pegajosa, pesada. En las calles, entre rascacielos y atascos, el porcentaje de humedad relativa, con o sin sol, se mantiene entre 80 y 90%. Buena parte de los transeúntes pasean con paraguas para protegerse de los rayos de un sol ominoso, casi enfermizo.

Deshidratación. La cosa llega a tales extremos que, según cuentan agentes internacionales, "al menos una docena de buenos corredores de gran fondo de origen keniano han establecido su base en Japón: por los grandes premios en las grandes maratones (Tokio, Fukuoka, Hiroshima...), y porque así obtienen una mayor resistencia aeróbica extra a los problemas de deshidratación que genera la acumulación de humedad relativa en las carrera de gran fondo. En una semana se podrán apreciar los resultados.