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Previa de la temporada NFL-2015 New York Giants

Actualizado a

Cuanto peores parecen, más peligrosos se vuelven

Los Giants no ganan los anillos como el resto de los equipos. Ellos lo hacen con premeditación y alevosía. Delinquiendo. Saltándose sin reparos las leyes de la lógica, y si es necesario, también las de la gravedad. Y que nadie hable de carambolas. Dos Super Bowls conquistadas en cinco años, y ambas contra los todopoderosos Patriots, no llegan así como así de chiripa, como caídas del cielo.

Los Giants son alimañas furtivas. Fieras carroñeras. Se esconden en las sombras, esperan a que termine la batalla y entonces surgen de la nada para devorar los despojos de los orgullosos paladines que parecían haber nacido para comerse el universo. Si los focos les alumbran se quedan paralizados, pero si pasan desapercibidos, terminan reinando en un campo lleno de cadáveres.

Los Giants son felices malviviendo en su mundo bipolar de apagones, que pueden durar dos minutos en medio de un partido o extenderse irremediablemente durante media temporada sin explicación alguna. Viviendo siempre a tirones en un complicado cerebro lleno de complejos. Capaces de jugar un partido perfecto, tirarlo durante un cuarto desastroso, y remontar in extremis en un final meteórico.

Eso son los Giants, con Eli Manning con cara de lelo mientras lanza intercepciones o con cara de Peyton mientras toca una marcha heroica. Con Coughlin rumiando bilis incluso en los días de victoria, pasado de moda hace lustros y tejiendo redes de araña invisibles y planes de juego magistrales cuando llega postemporada. Con Odell Beckham y Victor Cruz haciendo malabarismos imposibles a una mano, en recepciones mitológicas. Con una defensa de risa, que se transforma en un ciclón si en el momento decisivo del año vislumbra que huele a sangre.

Muy poca gente piensa que estos Giants, capaces de lo mejor y de lo peor al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, puedan aspirar a algo en la temporada que comienza. Pero Spagnuolo ha vuelto al redil para resucitar una defensa que con él ganó un anillo, Eli Manning ha recuperado las ganas de vivir a las órdenes de McAdoo y un sistema que le viene como anillo al dedo, el backfield ha encontrado la cuarta dimensión con la llegada de Vereen... Y a lo tonto, sin que nadie se de cuenta, si consiguieran encajar las piezas a tiempo, en un largo proceso que a veces les cuesta la vida, en enero todo el mundo les temería como a la peste.

Nadie cree en los Giants en 2015, y ese es el terreno en el que se mueven más cómodos. Por tanto, ¡cuidado con los Giants!

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Las tres claves del equipo por Alberto Zaragoza

1 De nada servirá tener un sistema ofensivo más integrado en Eli Manning, un cuerpo de receptores magnífico y un backfield de garantías si la línea ofensiva es incapaz de rendir con regularidad. La lesión de Will Beatty ha obligado a recomponer y reposicionar a la unidad y varios de sus miembros. De su evolución dependerá parte de la temporada.
Varios de los jugadores de este plantel han llegado a ser estrellas de la NFL; élite. En las últimas temporadas han sido incapaces de mostrar ese nivel, pero si llegaron a serlo durante varias temporadas ese potencial sigue estando ahí. Victor Cruz, Jason Pierre Paul y Jon Beason son los nombres más reconocibles en este apartado, si consiguen acercarse a su mejor nivel…
Pese a tener dos anillos, muchos tenemos la sensación de que no hemos visto nunca la mejor versión de Eli Manning. Esta temporada el pequeño de los Manning debe aprovecharse de un portentoso grupo de receptores en su segundo año bajo las órdenes de Ben McAdoo y su tan bien implementada West Coast Offense, que encaja de miedo con Eli. No más intercepciones.

Lo mejor

Odell Beckham Jr. Su media estadística en 2014 fue de MVP.
Tom Coughlin. Quizá el head coach más infravalorado de la liga por sus logros.
Eli Manning. Para bien o para mal, sabes que con él puedes aspirar a todo.

Lo peor

Una línea ofensiva llena de parches, novatos y dudas.
El interior de la línea defensiva no hace justicia a su exterior.
Eli Manning. Para bien o para mal, sabes que con él puede acabar todo.