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MUNDIALES DE ATLETISMO | 200 METROS

Bolt contra el "lobo" Gatlin

A las 14:55 de este jueves arrancan los 200, el segundo gran duelo en Pekín entre Bolt y Gatlin: el plusmarquista mundial contra el más rápido de 2015.

Actualizado a
Usain Bolt y Anaso Jobodwana.
SRDJAN SUKIEFE

Así avisaba Justin Gatlin después de marcar unos facilísimos 19.87 en semifinales, con -0,2 de viento en contra: “No he sentido que estuviera corriendo en 19.87; creo que tengo mucha reserva en el depósito, aunque tendré que ser fuerte y ser un lobo solitario en esta final, ya sin mis compañeros Wallace Spearmon e Isiah Young. Solo tengo que controlar la carrera, sobre todo la segunda mitad, en la recta, y entonces creo que seremos capaces de llevárnosla a casa”.

Y así reflexionaba Usain Bolt tras registrar 19,95, su mejor marca de 2015 en 200 metros (con 0,8 de viento a favor)... después de 50 metros de trote y risas con el sudafricano Anaso Jobodwana: “Bajar de 20.00 ha sido más fácil de lo que esperaba. En 200 soy mucho más técnico y tengo cogido el ritmo. Se ahorra toda la energía posible: uno va a necesitarla en la final, que será una batalla”.

Y a las 14:55 se dará el tiro de salida a esa batalla de 200 metros y menos de 20 segundos. En la calle cuatro, por su mejor marca en semifinales, irá Gatlin, con la escasa referencia del británico Zharnel Hughes (20.05). Más allá, a Bolt le cae una calle ‘bombón’ para él, la seis, con estupenda referencia en Jobodwana: 20.01 en esa semifinal que Jobo terminó de chateo con Usain. La seis, con su amplia salida, viene pintiparada para la masiva zancada de un Bolt que estalla literalmente en la curva del 200 y requiere más sitio del que le quedaría en una calle interior: cuando impuso en 2009, en Berlín, el brutal récord mundial de 19.19, Usain galopó por la calle cinco, con la referencia en la seis del panameño Alonzo Edward, que fue plata tras el brillo del Relámpago Bolt.

Ahí viene la batalla, mientras los cielos se nublan sobre la Ciudad Prohibida y ayer racheó lluvia sobre el Nido de Pájaro. Entre buenas palabras, el lobo Gatlin (que es de Brooklyn­, como un tal Michael Jordan) esconde un colmillo muy retorcido y el frenético deseo de revancha de su catástrofe en la final de 100. Reniega de los medios británicos, por su insistencia en recordarle sus dos controles positivos: de uno, por anfetaminas (2002) fue exculpado, dado que se medicaba por prescripción médica contra el Síndrome de Déficit de Atención. “Justin puede correr en 19.70… o menos: solo tiene que vencer la ansiedad y evitar que la carrera pueda con él, como pasó en 100 metros. Si hace todo eso, ganará”, analiza aquel fabuloso vallista que fue Renaldo Nehemiah, hoy agente de Gatlin. Quizá Nehemiah tenga razón. Pero es difícil hacer ‘todo eso’ cuando Usain Bolt va por delante en la calle seis.