El fútbol se carga de malas noticias

Alguien dijo, siento no recordar quién, que las primeras páginas de los periódicos suelen estar ocupadas por los fracasos del Hombre. Que para enterarse de los éxitos había que ir a las páginas de deportes. Me gustó. Me gustó porque es verdad. El adagio de que sólo las malas noticias son noticia no vale para la prensa deportiva. Es más bien al revés: el deporte es el cultivo de las virtudes físicas y morales de la especie, y misión de la prensa deportiva es cantarlas. Claro, que a veces ocurren cosas malas en torno al deporte, y también hay que contarlas. Sólo que ahora suceden demasiadas.

En ese caso estamos. El panorama se complica para Bartomeu (al que internamente no soy capaz de culpar de nada, me parece víctima de las circunstancias) y un predecesor suyo está en la cárcel. El fútbol español todo está alborotado porque no sale un Decreto Ley que ahora frena un ‘yupi’ de la Moncloa y hasta se habla de suspender la Liga. Algunas regionales paran porque a sus equipos les piden que paguen la seguridad social de sus empleados. El Mundial- 2022 ha sido fijado, a la trágala, en unas fechas que rompen viejos hábitos. Florentino es citado como testigo en la ‘Operación Púnica’.

Hay nuevos indicios de ventas de partidos. Y los ultras salen por cualquier lado. Los del Betis avergonzaron a toda la tribu con un grito infame. Los del Feyenoord, no contentos con romper una fuente de Bernini en Roma, la armaron en la vuelta. Los del Bayer resucitaron en una pancarta al Frente Atlético, que aquí tenemos por olvidados... Malas noticias que son noticia. Las noticias son tanto peores cuanto menos las producen los deportistas y más la fastrupia que les rodea. Y, claro, en estos tiempos de confusión, corrupción y enfados resulta imposible que el fútbol se salve de la marea negra.