Con 45 minutos de retraso, los integrantes de la Selección Sub-18, campeones de la Meridian Cup, aterrizaron ayer en Madrid-Barajas procedentes de Egipto con su medalla de oro colgada al cuello, un saco de galardones en los carritos (la Selección, con el trofeo en propiedad por lograrlo en tres ediciones consecutivas; los españolistas Jonathan y Ribas, máximo goleador y portero menos goleado de la competición, respectivamente; y el valencianista Gavilán, mejor jugador del torneo) y la sorpresa del recibimiento de Ángel Villar, presidente de la FEF.
Juan Santisteban, seleccionador de la categoría y mano de santo en esto de conquistar títulos para nuestro país, disfrutaba como un enano con sus lechones. "¡Si es que me han sorprendido hasta a mí!", comentaba. "Ha salido todo redondo y nuestros resultados hablan bien a las claras de la superioridad existente entre unos y otros. El futuro del fútbol español es prometedor al cien por cien", afirmaba visiblemente emocionado.
Mientras, los futbolistas bromeaban acerca de la edad de sus rivales africanos en el torneo, la comidilla de la competición. "No sé si eran Sub-18 o no, pero algunos de ellos podían ser padres de familia perfectamente", bromeaba el perico Francisco Javier Chica. "¡Y la leña que daban!, sobre todo los de Burkina", añadía el meta españolista Gabriel Ribas.
Mientras, el presidente federativo, Ángel Villar, se mostraba también muy satisfecho de la labor de los de Santisteban en Egipto. "Hay que felicitarles a todos. Ahora, mi deseo es verles dentro de poco en la absoluta". Villar, por cierto, se negó a fotografiarse junto a los jugadores.
