A García le ha tocado la primitiva

A García le ha tocado la primitiva

Alberto García ha dado positivo. Eso es un hecho. Asegura que es inocente, como dicen todos a los que pillan. En su defensa esgrime que el primer análisis dio negativo. Eso no prueba nada. El caso es que el segundo, realizado 24 horas después, dio positivo. Que es absurdo administrarse EPO justo antes de la competición tampoco es excusa para anular el resultado del segundo análisis. El auténtico problema es que la EPO apareció en el organismo de García. ¿Y si en el primer análisis no se buscó la EPO y en el segundo sí? ¿Y si le hicieron un segundo al mostrar dudas el primero?

García se clasificó el vigésimo en el Mundial de cross corto y no había razón aparente para que pasara control. Salvo que le tocara por sorteo o porque alguien le eligiera ante presuntas sospechas. García, es cierto, ha pasado decenas de controles. Todos negativos hasta ese del Mundial. Esto tampoco quiere decir mucho porque no en todos los controles se busca la EPO pues se cuentan con los dedos de una mano los laboratorios que pueden encontrarla. Muehlegg pasó control en Madrid antes de ir a los Juegos, dio negativo y en Salt Lake City, en cambio, le pillaron, porque ahí sí se detectaba.

Los Mundiales de cross se celebraron en Lausana, donde está el laboratorio del COI, que se sitúa a la vanguardia de cuantos hay en el mundo. No sólo encontró el positivo de García, sino los de cuatro atletas más. Una cifra récord. García ha dicho que el positivo que acusaba al atletismo español era el suyo. Un buen gesto. También, que como jamás se administró EPO hay un error. Pues si demuestra que la orina no es la suya, le ha tocado la primitiva. Por un quítame esas pajas, Krabbe y Reynolds recibieron indemnizaciones de mil millones. Los abogados ya deberían estar haciendo cola para ocuparse de su caso.