¡Camisetas a la playa!

¡Camisetas a la playa!

Oh, wonderful Beck in white! Lo habré escuchado una docena de veces estos días en mi kiosko favorito de Altea, donde la presentación del rubio revolucionó las sombrillas en la playa. Sí, porque algunos seguimos el suceso casi alucinando, con media patita en el mar y el AS bien amarradito. En la platja (valenciano dixit) no se hablaba de otra cosa: "why 23?" preguntaba un british del Manchester. Encontró respuesta en el artículo de nuestro director, convenientemente traducido para la colonia de pieles rojas que tomaban su primera pinta a las diez de la mañana.

David es The King of the Beach. Si hay un par de millones de turistas ya por nuestras playas, más de la mitad se volcaron en busca de su foto vestido de blanco. En todos los corrillos de guirilandia la ansiedad corría como la pólvora: "¿Dónde puedo comprar una camiseta de Beckham?". El paso de Beckham por Madrid fue un terremoto en la costa. Ni Manchester ni Arsenal. Los británicos que anidan en Altea ya han hecho su elección para la próxima temporada: todos serán blancos, blanquísimos. Y me temo que ocurrirá lo mismo con los de Mallorca, Lanzarote, Almería... No hace falta ir a Asia para vender camisetas. Señores del Real Madrid, envíen quince o veinte mil por las playas. Están todas vendidas.