Les voy a contar un secreto. Durante los insoportables años del Dream Team (un equipazo que desplegaba un fútbol de tanta magnitud como la potra que tuvo para llevarse tres Ligas en la foto finish), los madridistas insultaban en público a este búlgaro de perfil zíngaro y ambición incontrolable, pero en privado mascullaban resignados (y yo me incluyo) la fortuna que tenía el Barça por tener en sus filas un ganador de ese calibre, capaz de provocar una borrasca en el desierto y de enardecer un estadio hasta provocar un estado de histeria colectiva.

Hristo era la versión búlgara de Hugo Sánchez. Un jugador grandioso, aunque como persona... Era la comidilla aceptada popularmente, pero a mí que me dieran un equipo con cinco Hugos y cinco Stoitchkovs. En su rudimentario vocabulario sólo estaba descodificada la palabra "victoria", y mordía las entrañas del rival con tal de conseguir el maquiavélico objetivo. Pero Stoitchkov, que lo mismo pisoteaba a Urízar en el Camp Nou que daba una cornada a Quique Flores en el Bernabéu, sabe que al gran Guasch le ha dicho una bravata que no se cree ni él.

AHristo lo que le da rabia hasta estomagarle es que el Madrid galáctico sea un equipo que garantiza más espectáculo y títulos que su Barça de Romario, Koeman y Laudrup. Este Madrid tiene a Iker, el mejor arquero del mundo, y ellos a Busquets... El Cruyff Team fue humillado por el Milán en la final de Atenas’94 (4-0), derrota que jamás podría encajar el Madrid de Beckham, Raúl, Ronie, Figo, Zidane y Roberto Carlos. Stoitchkov tiene miedo. Este Madrid superará a su Dream Team y utiliza demagógicamente a mi admirada Quinta del Buitre como táctica de despiste. No cuela chaval. ¡Ni por todos los clavos de Hristo!