En tarde de nublados, París vivió el crepúsculo de cuatro estrellas, cuatro reyes de la tierra. Por la noche, Roland Garros se había quedado sin tres de sus campeones: Albert Costa, Agassi y Kuerten. Luchando bravamente ante el látigo de revés y los pequeños latrocinios de Henin, cayó Conchita Martínez, que nunca se coronó aquí (perdió una final ante Mary Pierce), pero sí en Wimbledon. Cada ocaso tiene su lectura. Unos dioses caen antes de extinguirse y otros se arrastran. "Los viejos soldados no mueren, van desapareciendo en la lejanía", decía el General MacArthur. Viejo orgulloso: lo decía de sí mismo.
Sin motor, Albert Costa peleó por el honor ante la solidez de Vince Spadea, el suplente de Estados Unidos en la final de la Copa Davis de Sevilla. Pero ante un zurdo finlandés con pelos de punta, ese tal Jarko Nieminen, Andre Agassi se arrastró en los dos últimos sets como una vieja gloria, un abuelete con el ciático roto. Y David Sánchez, Don Quijote de Zamora, fue un molino de viento para Guga Kuerten, aquél dios de playa brasileña que mecía el revés paralelo en unas caderas de surfero y ahora se mueve como un artrítico en permanente rehabilitación: "Sencillamente, Guga no puede mantener la intensidad", analiza Sánchez, reconducido psicológicamente.
Joven. Dicen Carlos Moyá, Andre Agassi e incluso Maria Sharapova que el ritmo del circuito pone casi imposible mantener el rendimiento más allá de la treintena. Ferrero sí capeó este martes de tinieblas para antiguos campeones. Ferrero (25 años) es campeón y no es viejo. Con una buena muslera para contener un pequeño tirón muscular en la pierna, Juan Carlos resistió sólidamente a Beck. Conchita se apunta al doble mixto. El gran pulso con Henin le ha dado alas para seguir adelante. Hoy regresan Nadal y Moyá. Nadal, en la Chatrier: allí le quieren cocer en la siguiente ronda, con Gasquet. Ya hablaremos. Tras el crepúsculo de los dioses, los jacobinos franceses ya planean el rapto del príncipe heredero: que es Nadal, claro.
Ferrero "Tengo un pequeño tirón"
He jugado un partido bastante sólido a pesar de que tengo un pequeño tirón en los isquiotibiales. Por eso jugué con muslera y al final tomé ciertas precauciones en las carreras. Por lo demás, voy bastante sólido, sigo mi camino. Veo que la gente le tiene muchísimo respeto a Rafa Nadal, no sé si un poco demasiado respeto. Él aprovecha la oportunidad y sabe escaparse en los partidos casi de salida. Nadie puede vender el pez antes de pescarlo. Nadal tiene una buena oportunidad de ganar, pero sólo estamos en segunda ronda".
Nadal hace el paseillo
Entre la curiosidad de los gurús del tenis mundial, Nadal hace el paseillo hoy en el santuario de Roland Garros: la central Philippe Chatrier. Allí le aguarda Xavier Malisse, el belga de Flandes que fue suspendido cuatro semanas tras una bronca violentísima con los jueces en Miami. "Si yo juego a mi mejor nivel, puedo ganarle a Nadal y a cualquiera", dice. Hoy no podrá ver los toros desde la barrera.
