Serbia se venga con una cruel tanda de penaltis

Waterpolo | Mundial | Serbia 14 - España 13

Serbia se venga con una cruel tanda de penaltis

Serbia se venga con una cruel tanda de penaltis

reuters

España se colgó la plata en una de las finales más largas de la historia del Mundial. El equipo de Rafa Aguilar ha completado un torneo excelente, aunque ayer la delegación española era un mar de lágrimas. El oro estuvo en sólo un lanzamiento de penalti. La peor forma de perder.

España se guardó las lágrimas de su cruel derrota en un vaso de cristal. En el waterpolo las revanchas están próximas y la Selección de Rafa Aguilar tiene ahora una cuenta pendiente con Serbia, como el país balcánico la tenía con España desde el pasado Mundial de Melbourne en 2007, cuando perdieron, en penaltis, en la lucha por el bronce. Ayer se la cobraron en una noche de corazones ardientes y de piel de gallina. La batalla de Roma sobre el agua del Foro Itálico fue un empacho de emociones con el peor final posible para los españoles: una derrota macabra en una eterna tanda de penaltis (7-6, con nueve lanzamientos por cada equipo).

El encuentro comenzó como siempre para España, que fue por detrás en el marcador, estuvo imprecisa con la pelota y permitió a Serbia atacar con superioridad (1-3). Pero el ejército español se entonó de la mano de Xavi García. Los dos primeros parciales fueron un duelo entre dos muñecas privilegiadas. El serbio Udovicic hizo los tres goles balcánicos y García, del Atlètic-Barcelonta, hizo dos. El miedo se reflejó en el segundo, que finalizó 0-0.

Pero España, un equipo diésel, cogió ritmo y comenzó a comerle la moral a los serbios. Con 4-4, el equipo de Aguilar tuvo la oportunidad de ponerse por delante por primera vez, pero no hubo una buena selección de tiro en el ataque. El juego interior balcánico era de acero y anuló a Iván Pérez y Xavi Vallés, lo que impidió la progresión española.

Al último minuto se llegó con 7-6 para Serbia. España tenía un ataque en superioridad y el reloj corría. Pasaba de una mano a otra y nadie se atrevía a lanzar. No era una pelota, era una bola de fuego... hasta que a falta de doce segundos, le llegó a Xavi García y ¡zás! Gol. Logró forzar la prórroga con su zurda mágica. Era su quinto gol y España se veía campeona.

Tiempo extra.

Crecían las opciones españolas porque Serbia estaba más desgastada, después de tener unos cuartos de final y unas semifinales moviditas. Pero los balcánicos, tres veces campeones del mundo, parecían que nadasen con poliuretano: llegaban a todo y antes. Los ataques fueron estáticos, las defensas abiertas y sólo hubo un gol por bando en esos seis minutos. Firmaron la paz, para dar paso a la guerra de los penaltis.

Gocic tuvo en su mano derecha el triunfo. Pero paró Iñaki Aguilar. Segundo punto de oro que salva España. El tercero ya fue definitivo. Blai Mallarach falló y Radjen marcó. España sumó una plata amarga en Roma, pero demostró que está capacitada para reinar.