El caso de Caster Semenya, la surafricana campeona mundial de 800 m, parece en vías de resolución pactada. AS pudo conocer ayer la opinión de María José Martínez Patiño, Pati, plusmarquista española de 60 metros vallas en los años 80.
María José Martínez Patiño, también periodista radiofónica, es hoy doctora universitaria y profesora en el INEF de Pontevedra. Entre 1985 y 1988, Pati luchó por llevar una actividad deportiva normal, después de que un control cromosómico en la Universiada de Kobe (Japón), en agosto de 1985, le detectara una leve alteración. Cuando varios dictámenes médicos autorizados proclamaron que "el rendimiento de una atleta no tiene porqué ser superior si presenta cromosomas XY", el Comité Médico de la Federación Internacional (IAAF) absolvió de toda duda a la atleta Martínez Patiño y dio luz verde a su palmarés y récords.
A día de hoy, María José Martínez Patiño considera aquel asunto personal como "un tema totalmente superado". "Pero sí me afecta el impacto que toda esta situación pueda haber creado sobre Caster Semenya", observa.
Argumentos de la doctora María José Martínez Patiño: "Con los métodos actuales, hay certeza absoluta de que Semenya no ha disfrutado de una ventaja extra sobre las otras competidoras; de lo contrario, no hubiera sido autorizada a competir internacionalmente. Esto lo sabemos todos. No tiene nada que ocultar. Su problema ha sido que ella es buenísima, sin ser demasiado agraciada. Si hubiera quedado sexta o séptima en el Mundial, nadie se hubiera metido. La IAAF y el COI tienen que arbitrar soluciones para que no se vuelva a producir una situación como ésta: justo cuando se intenta que las mujeres se incorporen más y más a la práctica deportiva. Y, además de todo...". "No podemos ser tan crueles y menos con una atleta que nunca se negó a pasar ningún tipo de control, que viene de una aldea de Suráfrica: de familia humilde. Se ha olvidado a la Semenya persona y el impacto que se le ha podido causar, ¿entiende...?", prosigue Martínez Patiño.
Años 80.
Pati vivió el atletismo de alta competición en los célebres años 80 del Siglo XX. Opina: "Semenya es alta, fuerte y explosiva: es buenísima; ¿qué se diría de Kratochvilova, cuyo récord ni Semenya puede batir? No veo ético este ataque, ni que la comunidad científica dude de un atleta, como no sea producto de una situación de dopaje. Hemos de pensar en el ser humano. Y conservar la medalla le dará oxígeno".
