Tormenta con truenos en el Real Madrid, donde se acumulan los puntos de atención. La humillante derrota sufrida en el Torneo de Navidad, ante el Maccabi, provocó tensión entre público y jugadores, algunos de los cuales se desahogaron con declaraciones explosivas. Lucio Angulo, por ejemplo, dijo en Telemadrid: "Yo no me puedo meter en el espíritu crítico de uno; yo no puedo coger a un tío de la solapa y decirle: ¿tú por qué dices que soy un hijo de puta? Hay una jerarquía, hay un presidente, hay un entrenador, hay unos jugadores, hay un utillero y cada uno se tiene que dedicar realmente a lo que sabe hacer, porque si uno hace lo que no sabe hacer, esto parece una casa de putas". Frases recogidas también, en gran parte, por micrófonos de Antena 3.

Con este clima de malestar interno y externo el equipo viajó ayer a Gran Canaria, donde le espera un difícil compromiso de Liga ACB frente al Aunacable. El equipo isleño lleva un balance equilibrado (6/6, una victoria menos que el Madrid) y sólo ha perdido en su cancha frente al Pamesa. La irregularidad madridista deja el pronóstico abierto a cualquier opción, y el equipo derrotado complicaría su participación en la Copa del Rey.

Imbroda y sus jugadores están obligados a reaccionar, porque el lunes tendrán otra prueba de fuego: el Barcelona visita el Pabellón. Es obvio decir que sería un suicidio afrontar ese choque en crisis de juego y con la animadversión del público propio.

Para el compromiso de hoy Imbroda espera contar con toda la plantilla, incluidos los dos jugadores que no actuaron ante el Maccabi: Álex Mumbrú (gastroenteritis) y Lucas Victoriano (esguince de tobillo). En el Aunacable Canarias, tocados Brabender y Larrañaga.